Fibromialgia y otros poemas negros

Fibromialgia y otros poemas negros

Por Carmen Rioja 

 

“Sólo esperar la salida

me causa un dolor tan fiero,

que muero porque no muero.”

Santa Teresa de Ávila (1515-1582). 

 

Tal vez con demasiada rapidez, pero lo cierto es que la vida se retoma este verano casi de forma normal. Aunque todavía se recomienda el uso de cubrebocas, lavado de manos, siempre obviamente, la mayoría de los restaurantes, hoteles, plazas, parques tendrán acceso no restringido, ¡Ya vemos la salida del túnel!

 

Ahora nos toca reaprender a salir y socializar de forma segura y habiendo completado sus dosis de vacunas seguir siendo prudentes y cautelosos con respecto a la salud. Algunas personas con todo y vacuna podrían contraer el virus, eso sí está comprobado que sus síntomas serán muy menores y sin complicaciones.

 

De cualquier forma, aquellos que padezcan una síndrome o enfermedad crónica deberemos tener especial cuidado y no relajar demasiado la guardia. Hoy en especial quiero hablar de las enfermedades inflamatorias y en particular de un padecimiento llamado fibromialgia que no todo mundo conoce pero que hace que quien lo presenta se sienta deshabilitado y agotado por el constante dolor muscular y articular que llegan a padecer. 

 

Sin embargo, hay médicos que aún no aceptan del todo la existencia de esta enfermedad, sino que catalogan como dolor neuropático que puede ser causado por estrés o a consecuencia de otro padecimiento sin clasificar la fibromialgia como tal.

 

Aunque hoy día existen muchos tratamientos para aminorar los síntomas, no existe en realidad una cura para las condiciones que tienen un origen neurológico complejo que puede involucrar a todo el sistema nervioso y endócrino entre otros.

 

Si padeces algún síndrome como Parkinson, lupus, esclerosis, fibromialgia o cualquier tipo de disautonomía entre otros padecimientos crónicos, tendrás que adoptar una visión multidisciplinaria y proactiva. Sé que suena horrible, eso de ir a muchos médicos. Yo a veces, cuando no puedo caminar de dolor o presión baja, no sé a qué especialista debería de ver y pienso que a ver si le atino, entre un reumatólogo, un ortopedista, un neurólogo, un fisioterapista o el acupunturista. Y cuando ya casi me decido, pienso que nunca he ido a un quiropráctico y qué tal si esto es de endocrinología. Así hasta que se me pasa el dolor y ya no voy con ninguno. Pero debería. Cada seis meses o una vez al año tengo que ir a rectificar mis medicamentos y la dosis para la disautonomía, cuando creo que ya la has dominado siempre sorprende con síntomas nuevos. 

 

Para especialidades médicas hace ya algunos años abrió en San Miguel el hospital Mac, y esto no es un comercial, pero ahí he encontrado muy buenos y profesionales doctores. En el directorio hay dos algólogos, la rama de la medicina que específicamente trata los casos de dolor. La mayoría de las veces el tratamiento consiste en un plan interdisciplinario diseñado especialmente para el paciente involucrando diferentes técnicas y terapias a además de medicamentos.

 

La verdad es que no siempre puedo pagar una de esas consultas así que es cierto que buscando hay para todos los bolsillos. Uno de los mejores daba consulta arriba de la farmacia Los Dolores por 30 pesos. Otro doctor de ascendencia alemana que era brillante me dio consulta varias veces en una farmacia del Dr. Simi por 30 pesos también. 

 

Y una vez al año, voy con mi cardiólogo de cabecera que cuesta 800 pero resulta barato para la eminencia que es, se dedica a salvar corazones con cortos circuitos, sabe poner marcapasos, imagínese, además de las instalaciones que usa para atender a sus pacientes. Tiene un equipo completo para hacer estudios allí mismo con aparatos de última tecnología ¡y es experto con estudios en disautonomías!

 

Es cuestión de averiguar y ser prudente pero siempre proactivo, porque si el malestar no se va solo, quiere decir que necesitamos ayuda de expertos. 

 

Grandes filósofas como Santa Teresa de Ávila tuvieron que sublimar su constante dolor para salir medianamente adelante. De ahí y de su fe las grandes obras que dejó. Pero eso fue en el siglo XVI. Su célebre villancico: “Muero porque no muero” fue escrito aproximadamente entre 1572 y 1577. Hoy día pienso que el dolor no debería ser un compañero de vida. Existe, es verdad, y nos ayuda a reconocer un daño o un mal interno que hay que atender, pero si llega a casa no hay que invitarle a tomar el té, sólo dejarlo pasar de largo. Y si fuera necesario, invitarlo a la salida. Ahí es donde ser proactivo ayuda. Busquemos técnicas de curación. La vida enclaustrada por amenaza pandémica parece haber llegado a su fin. Es hora de salir al teatro, a caminar, a visitar un viejo amigo, salir a bailar y buscar todo aquello que nos haga crecer y colaborar. 

 

Carmen Rioja, es artista mexicana especializada en la restauración de materiales arqueológicos y talleres de creación artística. Le gusta escribir cuentos y poemas para arrojaros en botellas imaginarias al mar. Ella ha publicado los libros La Muerte Niña y Rojo 43.