¿En dónde está Elenita? Se quiso ir de monja

¿En dónde está Elenita? Se quiso ir de monja

Luego de 29 años de servicio en papelería el Iris, un día la voz y frase “¿Qué vas a querer muchacho?” se desvaneció. Pero ésta sigue ahí, hasta podría decir que se puede ver. Y hoy, luego de dos años que Elena Zavala Zúñiga ya no está, todavía docenas de personas llegan cada semana preguntando, y sorprendiéndose “¿En dónde está Elenita”? Atención la buscó, y la encontró. 

 

“Elenita” como la conocemos todos, nació el 26 de septiembre, 1941, a las 3pm—acaba de cumplir 80. Recuerda que vio el mundo en un hospital que estaba en calle Canal. Ya en 1947, su hermano más pequeño nació en el recién inaugurado hospital que estaba en la ahora escuela Hermanos Aldama. También recuerda que La Terraza, que primero fue mercado adyacente a la parroquia de San Miguel Arcángel, fue un Centro Médico. Ahora es un restaurante.

 

A sus 80 años, Elenita sube y baja escaleras, claro que ahora lo hace con el apoyo de un bastón—porque se cayó varias veces—llegamos al lugar donde trabaja ahora, y ahí estaba lavando las tazas, dijo nos atendería una vez que concluyera la actividad autoasignada. “Yo necesitaba hacer algo con las manos. Me jubilé hace dos años, duré tres meses en la casa, y necesitaba salir” nos dijo, “ahora estoy aquí, organizando documentos”. 

 

Nos contó también que fue la sexta de siete hermanos. Tiene dos medias hermanas. Es que su papá, a los 35 años se ahogó en presa Las Colonias. “Fue un 21 de junio 1948. A él le gustaba tocar la guitarra, pero ese día estaba crudo. Ese día, más tarde su amigo Soria llegó a la casa, y nos entregó la ropa. No lo encontraron hasta el tercer día que el agua lo botó. La esposa del presero nos dijo que tenía una bala en el costado, pero en ese tiempo no le hicieron la autopsia”. 

 

Elenita no fue a la primaria hasta que cumplió 12 años. Entró a la Justo Sierra (Las Franciscanas) luego se fue a la Ignacio Allende (hoy La Revolución), y terminó su primaria a los 18 años en la Justo Sierra. Entonces debió hacerse cargo de su hermano Raúl. Lavar la ropa, hacer la comida, dar mantenimiento a la casa, combinado con su trabajo en Fray Pedro de Gante. “Yo apoyaba a las religiosas. Iba con una caja por toda la ciudad a cobrar las colegiaturas. San Miguel era pequeño, terminaba en San Juan de Dios, en Santo Domingo, y en el Instituto Allende”. Luego en 1962 se iba a ir de monja. “Las monjas me llevaron a México, pero cuando llegamos me hicieron análisis de sangre. Me dijeron que estaba mala. Luego de dos meses me trajeron a San Miguel otra vez, para que mejorara”. Dice que vio doctores aquí y allá, pero nunca nadie le dijo cuál era el problema. Ahora sabe, porque una doctora amiga le dijo, era anemia. 

 

San Miguel ha cambiado, todo lo que ve ahora desde el balcón en que platicamos es nuevo para ella. Y es que su vida fue del trabajo a la casa y viceversa. Claro que algunas veces se escapó al cine Los Aldama. Recuerda que luego por las 11:30pm estaba caminando a su casa en la Cuesta de San José, pero nunca sintió miedo. Y no lo siente ahora. “Era por el tiempo de las Poquianchis, cuando se robaban a las muchachas. Solo una vez oí que alguien chiflaba, pero luego nada. Tenía que cruzar el arroyo de Aparicio”. También tuvo sus novios, pero a ella siempre puso su trabajo por encima, y los novios se fueron. 

 

Hoy a sus 80 años, luego de haber ayudado a criar hermanos, sobrinos, sobrinos nietos, haber cuidado a su mamá hasta el final. Está feliz con lo que fue su vida; de haber trabajado en panadería Los Bastos, en el Mercado de la Salud, en un taller de uniformes; también fue trabajadora doméstica, despachadora en El Volcán, y en El Iris. Hoy, y a pesar de la pandemia, está trabajando en Gasolinera El Caracol. Un chofer va cada día a la casa para llevarla al trabajo, y la regresa más tarde. “La señora Paty Jurado me dijo, vamos a ponerte a trabajar Elenita si eso es lo que quieres”. Y aquí estoy. 

 

Jurado es la propietaria de El Iris, y socia en Gasolinera El Caracol.