Si la luna fuera de queso

Si la luna fuera de queso

Por Carmen Rioja

 

“Huye luna, luna, luna.

Si vinieran los gitanos,

harían con tu corazón

collares y anillos blancos.”

Federico García Lorca

 

A mí me parece que si la luna fuera de queso Elon Musk ya se la hubiera comido a pedacitos o nos la hubiera vendido en Bitcoins. A menos que fuera intolerante a la lactosa como yo. Aunque tal vez el queso de la luna tenga otro tipo de proteína láctica a la que no seré intolerante. 

 

La salud tiene algunas áreas de resiliencia y otras de tremenda fragilidad, según cada individuo. 

 

En mi caso bastaría con que me dejaran una dotación de quesos cada semana para que muriera. No podría dejar de comer.

 

A veces la resiliencia consiste en seguir vivo a pesar de nosotros mismos y la terquedad de seguir haciendo lo que nos hace daño.

 

Mi abuela que era infeliz pero demasiado religiosa para suicidarse, intentaba morir “naturalmente” consumiendo azúcar aunque sabía que era diabética. Cuando se enojaba con sus hijos adultos, se iba a la tiendita a comprar una Coca-cola que bebía casi de un solo trago. Naturalmente la encontraban lánguida o de plano desmayada y había que llevarla al hospital. Sin embargo, tardó casi ochenta años para que su cuerpo dijera basta. Al final, ya con demencia senil, logró su cometido al ingerir una bolsa entera de malvaviscos esponjosos blancos y rosas que le robó a la más chiquita de sus bisnietas. 

 

Considero que es mejor respetar las intolerancias del cuerpo que se presenten como avisos oportunos. La ración es también un elemento a observar. No es lo mismo comerse una probadita de vez en cuando que media luna de queso en una sola sentada porque lo extrañas demasiado. 

 

Casi todos los alimentos se convierten en tóxicos para el organismo cuando ingerimos en exceso. 

 

Las intolerancias alimentarias y las alergias, que son cosa más grave, pueden ser variadas y aparecer en diferentes momentos de la vida. Yo comía queso a bastedad hasta los treinta años. Ahora debo conformarme con probaditas.

 

Por esta razón hay quien únicamente puede comer “queso” vegano hecho con pasta de chícharo, lenteja blanca, o el más popular hecho de papa.

 

Para todos los paladares y sensibilidades alimentarias en San Miguel de Allende tenemos una tienda delicatessen y cafetería que no la tiene ni Obama: Luna De Queso Deli. La primera vez que entré fue para comprarle un regalo a la escultora Laura Begoña, sentí que coros angelicales cantaban apenas crucé el quicio de la puerta. Luego volví a ir con mi papá quien se hizo fan del jugo verde y de los chilaquiles en tazón con una costra dorada de queso gratinado espectacular. 

 

Otra opción para intolerantes a la lactosa son los quesos de La Factoría A2A2 Lácteos Artesanales en Querétaro. La teoría dice que la leche de vacas de proteína A2A2 no causa las intolerancias que otro tipo de proteína sí. 

 

Los síntomas comunes de intolerancias pueden ir desde urticaria y prurito, náusea, vómito, diarrea, hipotensión, escalofríos, inflamación generalizada, entre otros.

 

Una vez que se ha identificado una sensibilidad alimentaria, los tratamientos disponibles incluyen desde erradicar por completo dicho alimento, buscar sustitutos saludables, o también existen tratamientos por inmunización en micro dosis que establecen una exposición regular mínima pero suficiente para crear resistencia poco a poco. Tanto el diagnóstico como el tratamiento debe ser prescrito y supervisado por un médico especialista. La metodología para identificar el caso individual y su posible remisión es compleja y requiere de observación constante. De tal manera que no prescindamos innecesariamente de alimentos ricos en nutrientes esenciales o presentemos carencias a consecuencia de una mala interpretación de los síntomas. Por ejemplo, en ocasiones una intolerancia puede ser la reacción a un conservador presente en un alimento y no al alimento en sí o a la combinación de diferentes componentes, inclusive puede variar si el alimento está crudo, cocinado o procesado de cierta forma.

 

Si la luna fuera de queso más vale que la gula no nos gane, y que intolerantes o no seamos cada día más conscientes de observar y autolimitarnos. Ser menos tercos antes de arrojarnos al consumismo salvaje.

 

Querer menos y mirar más, para no ser los gitanos que harán de la luna collares y anillos blancos. 

Carmen Rioja, es artista mexicana especializada en la restauración de materiales arqueológicos y talleres de creación artística. Le gusta escribir cuentos y poemas para arrojaros en botellas imaginarias al mar. Ella ha publicado los libros La Muerte Niña y Rojo 43.