Lo que el agua se llevó

Lo que el agua se llevó

Ladrillos, tambos, grava, arena, zapatos, botellas (y hasta un auto, en 2019), es lo que la corriente del arroyo Atascadero se llevó. Mientras los trabajadores se preparaban para colar el área de lo que los vecinos consideran será un andador, llegó la lluvia, el colado se colocó días después, y hasta un regaño recibieron los trabajadores. 

 

Vecinos hablaron con Atención, y aseguran que la obra para dignificar el cauce está quedando magnífica, pero el gobierno (Sistema de Agua Potable y Alcantarillado), es decir el SAPASMA, nunca les avisó—ni les ha avisado—sobre los trabajos que ahí se llevan a cabo. “La obra no es para la prole como nosotros” dice entre risas una vecina de Aparicio “es para arreglar el desastre que hicieron al aprobar ‘Tlatelolco,’ (como le llaman a Capilla de Piedra) para que bajen los escurrimientos”. “No sabemos si nos dejarán abrir puertas hacia ese lado del arroyo,” comenta una residente de Homobono. Y otros tantos, en una visita de Atención al lugar, se vieron desinteresados por los trabajos que ahí se realizan. 

 

La subterránea

A través de los años, los arroyos se han ido embovedando en la ciudad, por varias razones; y es que al dar a la parte trasera de las viviendas, para los vecinos resulta fácil dirigir las descargas de agua negra a los arroyos, ello causa malos olores. El peor caso estaba en Calzada de la Luz—entre Volanteros e Hidalgo—y si eso no era suficiente, la basura y los contenedores en la esquina de la primera calle son otro caos.

 

Platicamos con personal de SAPASMA, quienes compartieron que el embovedado que lleva las corrientes del Arroyo Atascadero hasta Avenida Guadalupe, donde desemboca en arroyo Cachinches, no únicamente cuenta con iluminación artificial y tubos que funcionan como respiradores, “te sientes en una subterránea, como las de Guanajuato” mencionó un funcionario.

 

Por otro lado, el director del Sistema de Agua—Francisco Jiménez Palacios—dijo que, cuando la obra se concluya, se hará un recorrido por ese pasaje, hasta salir al Cachinches. 

 

El arroyo era un caos

 

En 2019, el lunes 1 de julio llegó con una granizada—de madrugada. Los estragos fueron varios. Durante los cambios de estaciones “hay fenómenos extremos, vientos fuertes que provocan enfriamientos en las capas bajas; y fue eso lo que provocó que cayera granizo”, comentó entonces Marcos Esquivel, coordinador de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Guanajuato, sin descartar que el fenómeno podía repetirse, por la altitud de la ciudad, 1900 SNM.

 

Ése día, el agua causó inundaciones; y el granizo, capas de hasta 50 centímetros de hielo. Arrastró no solo las estructuras y fotos, que se exhibían calle San Francisco, para dejarlas cerca del Puente de Guanjuato, pero también un auto desapareció. El carro apareció en el arroyo Atascadero. El compacto arrastrado habría vencido la maya—puerta—que daba al arroyo, y quedó atorado luego, y ello porque había una trabe de concreto. 

 

Los propietarios reportaron la unidad como robada, y nadie la encontraba. Luego fueron los habitantes de Homobono quienes reportaron a Atención que un carro estaba en el cauce, fue que Protección Civil entonces lo encontró días después. 

 

Pero no sabían cómo lo sacarían. Se hablaba de arrastrarlo con una grúa, de sacarlo en piezas; el hecho era extraerlo antes de la siguiente temporada de lluvias. Finalmente este junio, platicó un trabajador que se encontraba en el arroyo, “hace una semana el carro fue montado en la cuchara de una máquina retroexcavadora, y se colocó luego en la calle. Los dueños lo llevaron a vender al fierro viejo”. 

 

Obras para todos

El año pasado, después de la granizada, la corriente se llevó hasta las piedras de calle Aparicio, al gobierno trabajó un mes para restaurar la zona. Sin embargo al cauce nada se le hizo. La atención la recibió hasta este año. 

 

Francisco Jiménez, aseguró que los trabajos—que concluirán en un mes aproximadamente—tendrán una inversión de 2.1 millones de pesos y concluirán en un mes. En suma, hasta Avenida Guadalupe serán 10 millones de pesos. 

 

“Los trabajos que estamos haciendo” dijo en entrevista “son parte del saneamiento del arroyo. En este tramo de Aparicio a Homobono son los mismos trabajos del Andador Lucas Balderas; y los que se hicieron del Portón a la Avenida Guadalupe. Ello es para sanear. Es la intención que la zona quede dignificada (había maleza, las descargas a cielo abierto) ha habido mejoras”. 

 

Continuó el director, indicando que “se colocaron colectores de 12 pulgadas, sobre ambos lados del arroyo, para las descargas. Nuestra responsabilidad es sanear. Queremos que quede lo mejor posible. Si se le pretende dar otro uso” al posible andador, aclaró el director que ya no es competencia del SAPASMA. 

 

Y es que algunos vecinos tienen la inquietud sobre si podrán o no abrir puertas hacia ese lado del cauce. Otros se han aprovechado y han invadido el área. Otros abrieron puertas sin permiso. “Por aquí, aun cuando estaba la malla y la maleza, ya pasaba gente” comentó otra habitante del lugar. 

 

Otra residente de Aparicio, que tiene puerta hacia el arroyo—ya estaba cuando compraron la casa, dijo—y comentó para este medio que, los trabajos son para ayudar a que las descargas de “Tlatelolco” como le llama a Capilla de Piedra, tengan salida. 

 

Al respecto, el director Jiménez reiteró que las obras son para beneficio de todos. “Hay mala información, lo que pretende el organismo es sanear. Si se va a beneficiar a alguien tendrá que ser la colectividad, no es para un sector específico. Los vecinos verán la diferencia”, aclaró. 

 

Con permiso

“Es mejor pedir perdón que permiso” reza la frase. Los vecinos indicaron que nada se les ha informado sobre los trabajos que se desarrollan. Sin embargo SAPASMA tomó la determinación de realizar los trabajos con que una mayoría estaba de acuerdo, antes que pedir permiso. 

 

El arrastre, y… “los felicito, pero bájenle a su ruido ya”

 

Atención visitó la obra en varias ocasiones. En uno de estos recorridos, uno de los trabajadores nos dijo que la lluvia había arrastrado ladrillos, grava, arena, “hasta un tambo se llevó”, pero ya no supo si lo encontraron. 

 

Ruidosamente los trabajadores de la industria operaban, y entre el lodo mezclado con drenaje caminaban algunos—claro, traían sus botas impermeables. Atención agarró un raid en un camión que entró a dejar material, ahí pudimos tomar imágenes y ver el avance de los trabajos. 

 

Más tarde—ese mismo día—cayó una lluvia intensa. Los trabajadores vaciarían concreto en una de las secciones del arroyo, pero llegó la corriente y otra vez, arrastró el material, que seguro terminó en la Presa Allende, o en la Planta Tratadora de Aguas Residuales. 

 

Al terminar la lluvia, visité el lugar otra vez, desde una azotea pude tomar fotografías y video. A un trabajador se le cayó el casco, y no pudo detenerlo, la fuerza de la corriente se lo llevó. A otro se le fue un zapato. Otro aprovechó, y con una pala echaba agua a las llantas de la retroexcavadora para limpiarla del limo. 

 

La arena que se había dejado antes para el colado, se esfumó, también parte de la grava, y hasta ladrillo. Sin embargo, ante esta temporada de lluvia, es un riesgo que el contratista debe tomar, dicen los trabajadores.

 

Cuando visitamos el área (después de la lluvia) todo era una fiesta, tal vez eran nervios, tal vez desesperación o decepción. Los trabajadores hablaban sobre fútbol, y cuando la cámara apareció mandaban saludos al América—equipo de fútbol. Usaban palabras altisonantes, y gritaban. Todo fue silencio, y solo quedó el ruido de la corriente, cuando una señora apareció sobre su azotea y les preguntó “¿Quién es su jefe? ¿Quieren que llame al SAPASMA para reportarlos? Los felicito por el trabajo que están haciendo, está quedando hermoso, pero bájenle a su ruido ya, esto ocurre diario. Compórtense. Mi mamá tiene noventa años, y está nerviosa. Desde que llegaron ha sido ruido constante”.