Festival del Maíz
Dom, Sep 26; 10am-6pm
Rancho Vía Orgánica
Reservación Whatsapp 4151172236
Septiembre es el mes patrio, donde celebramos de diversas formas nuestra mexicanidad. Una de ellas es a través de la comida, que tiene como base el maíz, pues de él surgen diversos platillos y acompañamientos de origen prehispánico que a la fecha se siguen consumiendo, como la tortilla. Es por ello que en México el maíz es el rey y tiene un día para festejarlo: el 29 de septiembre.
Sin embargo, en Vía Orgánica, organización sanmiguelense sin fines de lucro, cuya misión es promover la agricultura orgánica, el comercio justo y un estilo de vida saludable, se celebrará al maíz con un festival el domingo 26 de septiembre.
En el Festival los visitantes podrán conocer e interactuar con los cultivos. En la celebración estará la exposición y pláticas por Julio César, y luego degustación de platillos hechos con productos de la milpa en una kermés bien mexicana.
El Festival del Maíz, es una celebración a todo el sistema de milpa—un modelo en que convive el maíz, frijol, y calabaza. Además, comentó Azucena Cabrera, responsable de cultivos en Vía Orgánica, en la casa del maíz, conviven plantas comestibles como los quelites, o las verdolagas; plantas polinizadoras como el girasol, cosmos, o toritos; de esta última se llama así porque cuando la planta seca, las semillas quedan en una cápsula con dos puntas (semejantes a cuernos de toro, de ahí el nombre) y es fácil que se enganche a los animales y viaje diseminándose por los campos, es su forma de supervivencia. También habitan en esa casa las plantas medicinales como el gordolobo (en té para aliviar dolores de estómagos) o el Juan Mecate—una planta con cuya pasta se pueden sanar fracturas óseas. “Aquí sanamos la pata de un burrito con Juan Mecate”, indicó Cabrera, y acotó “la milpa es un ejemplo sobre cómo trabajar la agricultura regenerativa, porque con la diversidad el suelo estará sano, el suelo genera su propia materia, y este evento es una ventana para que se aprenda, y se valore la agricultura vernácula y nativa.
La responsable de programas también explicó otra ley sobre por qué los paisajes del maíz son diversos: “cuando vemos el paisaje, vemos en los maizales, que no se ve parejito con tallos o alturas iguales. Son irregulares porque son especies criollas de la zona adaptadas a las condiciones. Se manifiestan de distintas formas”.
Y es que el maíz nativo puede crecer en espacios que van hasta los 3,200 metros sobre el nivel del mar. En San Miguel es simple verlo en los terrenos pedregosos de la montaña de Jalpa, en los campos suaves de Don Diego, y hasta en parte de la sierra de Guanajuato.
Cuando vemos las cañas en San Miguel, la planta no es consistente ni en el espaciado, ni en el tamaño. Y ello se explica simple si hablamos con los agricultores en el Pedregudo; ahí algunos surcos se ven hasta vacíos porque las ardillas escarban y comen la semilla; en parcelas de Don Diego la inconsistencia se debe a que una vez crecida la caña la puede acabar el gusano cogollero, o la plaga de chapulines “no hay dinero para los fertilizantes”. Lo que sí, es que al final, aunque haya poca precipitación, el maíz nativo se desarrollará, y brindará sustento para autoconsumo de los productores o comercialización.
El maíz era un pasto, “no podemos defender lo que no conocemos”
Julio César tiene 28 años, vive en Oaxaca, es licenciado en Planeación para el Desarrollo Rural. Ha sido voluntario para Greenpeace y desde hace diez años se ha dedicado a campañas para proteger el maíz nativo. “soy un apasionado del maíz, y me he encaminado los últimos años a tratar de dar a conocer la riqueza biocultural de éste, los platillos a nivel cosmovisión de los pueblos que lo cultivan, la historia y evolución” comentó para Atención.
En el andar por distintos estados de la República, Julio César se dio cuenta que las mazorcas de Oaxaca eran tan distintas a las de Puebla, que a la vez diferían en características con las de Guanajuato, o Tlaxcala. Así comenzó una colección de razas que cuando hay oportunidad exhibe para que las personas conozcan la riqueza alimenticia del país, y protejan el grano. “No podemos defender lo que no conocemos” asestó; y es que todavía hay mexicanos que le cuestionan “¿Con qué pintas las mazorcas?” y continuó “hay gran brecha entre quienes consumen, y los que producen. De ahí nació mi pasión por este alimento”.
El experto en el tema, dijo que el maíz ajo, una raza que se caracteriza porque cada grano está protegido por hojas individuales como el ajo, “es el eslabón perdido entre el ancestro del maíz teocintle, y en el sistema de domesticación quedó con la cáscara”. Y es que acorde con Julio César, se cree que la domesticación del maíz ocurrió hace unos siete mil años, “era un pasto silvestre, lo único que consumían las personas era su jugo dulce, pero a medida que comenzó el proceso de agricultura las semillas de distintas partes del continente se trasladaron y se desarrollaron las variedades existentes”. Agregó que en el maíz histórico, el grano estaba expuesto, la mazorca no estaba cubierta por hojas.
Julio César, indica que los gobiernos generan híbridos para mejorar la producción, sin embargo lo que debe hacerse es solo sembrar el maíz nativo adaptado a cada localidad y clima. “El Niño Maíz” como también se le conoce a César, fue invitado a la celebración del tercer festival de Maíz en el Rancho Vía Orgánica el domingo 26 de septiembre, y aquí dará dos pláticas, a las 11:30am y 1:30pm. También traerá su colección con mazorcas de: Veracruz, Puebla, Oaxaca, Tlaxcala, Ciudad de México, y Guanajuato, entre otras.
El evento estará restringido a un grupo considerable. Para reservar un espacio y asistir puede conseguir más información vía Whatsapp en 4151172236.
El maíz más grande del mundo es el “Jala”, y se cultiva en Nayarit. La mazorca puede alcanzar una longitud de 60 centímetros; entre tanto, en Tlaxcala hay el “Ajo”, que dicen los que saben, podría ser el ancestro del maíz “humanizado” como lo conocemos ahora. En el país hay registradas 65 razas del grano, y los colores alcanzan tonalidades que van del rojo al negro, y al azul. Ahora, el alimento base de la comida ancestral está protegido por ley, y tiene un día para celebrarlo, conocerlo, y protegerlo, es el 29 de septiembre.