El impacto de la agricultura en nuestros suministros de agua

El impacto de la agricultura en nuestros suministros de agua

Por Romeo Robles

 

¿Cuál es el problema?

 

La causa de esta crisis hídrica es la extracción desmesurada de nuestras reservas de agua subterránea, principalmente para la producción agrícola de gran escala, forzando que los pozos sean cada vez más profundos hasta alcanzar niveles de agua “fósil”; a estas profundidades hay presencia de metales naturales como arsénico y fluoruro, altamente detrimentales para la salud. 

 

En específico, casi 85% del agua bombeada del acuífero se va a la agricultura industrial, particularmente para la producción de cultivos de uso intensivo de agua como el brócoli, alfalfa y lechuga que son casi exclusivamente para exportación a mercados extranjeros en los EEUU, Canadá y otros lugares. Literalmente estamos exportando nuestras finitas reservas de agua. 

 

Política pública con respecto al agua y la tierra en México 

 

La Constitución de 1917 promovió la redistribución de tierras en favor del campesinado mexicano anteriormente en posesión de algunos cuantos hacendados o élites terratenientes. El mecanismo aún se conoce como ejido, una forma de control colectivo de la tierra. 

 

Para 2012, México reconoció el derecho humano al agua al firmar una enmienda constitucional que garantiza el acceso al agua para consumo personal de tal manera que sea “suficiente, salubre, aceptable y asequible”. México tiene un gran camino que recorrer. La distribución desigual de los recursos del agua y de la tierra continúa dejando a mucha gente excluida.

 

La “política de avestruz del agua subterránea”: manejo del agua en Guanajuato

 

Para 1948 ya existían señales de una severa sobreexplotación, obligando al gobierno a establecer una veda, o área de prohibición para perforación de pozos. Para 1983, el estado entero de Guanajuato fue puesto en veda. Era claro entonces que – hace casi cuatro décadas – estábamos sobreexplotando los acuíferos y que este recurso finito se estaba acabando. 

 

Las vedas fueron ignoradas en su mayoría o fácilmente eludidas y a pesar de estas prohibiciones, de acuerdo al Dr. Jaime Hoogesteger (un asesor de larga relación con Caminos) el número de pozos aumentó considerablemente, hoy se estima que hay más de 20,000 pozos en el estado; estamos extrayendo por lo menos 25% más agua subterránea de los acuíferos cada año que lo que se recupera naturalmente por la lluvia. 

 

Este desdén es lo que Hoogesteger llama “la política de avestruz del agua subterránea”: 

 

“Políticos, burócratas, compañías privadas y usuarios poderosos actúan todos justo como avestruces; tienden a enterrar sus cabeza en la arena e ignoran las señales obvias y las consecuencias del uso exhaustivo de las reservas de agua subterránea en el ambiente, en los pobres rurales y en las futuras generaciones[…]”

 

Sacando nuestras cabezas de la arena 

 

Monitorear el problema y crear soluciones, programas educativos y modelos de implementación comunitaria que hacemos en Caminos, son acciones fundamentales para resolver los problemas de nuestra situación del agua. Sin embargo, las causas raíz de esta crisis regional requieren un verdadero cambio sistémico – mucho más de lo que puede ofrecer una pequeña ONG. La voluntad política y la colaboración multi-institucional son necesarias para crear programas y políticas del manejo del agua coherentes para cuidar la salud y para garantizar nuestras fuentes finitas de agua para el futuro.

 

Extracto del boletín mensual de Caminos de Agua “La Gota” que puedes encontrar en el siguiente enlace: https://caminosdeagua.org/es/la-gota-cda