Todo sobre mi biblioteca: Porque soy voluntario

Todo sobre mi biblioteca: Porque soy voluntario

Por Clare Howell

 

Tengo recuerdos vívidos de mi juventud en Georgia. En uno de ellos, estoy en mi cuarto, durante un caluroso día del año 1957; sólo el ronroneo de los ventiladores altera la quietud de la tarde. Tengo la absoluta certeza que me encuentro en este preciso momento, en este preciso lugar, en el medio de nada. Afuera los paisajes se extienden entre terracerías, cultivos de cacahuates y algodón, atravesados de vez en vez por el lento andar de un tractor. Sobre mi buró se encuentra un libro ilustrado que pedí prestado en la biblioteca: La Isla del tesoro. Mi mamá había pensado que me podría interesar. Al abrir el libro, me acuerdo como me atraparon las increíbles aventuras de Jim. Sentí admiración por la temeridad de Long John Silver, y un genuino temor por Jim cuando peligraba. Al cerrar el libro una hora después, recuerdo también la estupefacción que sentí al entender que yo seguía en mi cuarto, en el medio de la nada. Esta misma noche acabé la novela, y desde aquel entonces, nunca he sentido la soledad al abrir un buen libro.

 

Una historia de amor con los libros y las bibliotecas había nacido, y sigue hasta la fecha. Las historias me transportan a lugares más alejados, y me permiten entrar en la mente de los personajes, como si las viviera yo. Todo esto desde la comodidad de mi sillón en casa. Es extraño reconocer que los personajes de ficción pueden afectarnos y enseñarnos tanto.

 

Ahora que me retiré de una carrera de bibliotecario profesional en la Brooklyn Public Library de Nueva York, sigo leyendo con la misma intensidad y por las mismas razones que cuando tenía once años. Y siempre ofrezco mi ayuda a la biblioteca de mi barrio o de mi ciudad. La existencia de la Biblioteca Pública es la razón por la cual decidí instalarme en San Miguel. No sólo encontré allí un excelente catálogo de libros, sino que también disfruté de maravillosas veladas de música y cinema en el teatro de la biblioteca. Después de sólo una semana en San Miguel, sabía que era el lugar donde quería vivir.

 

Nuestra biblioteca es un tesoro; ofrece amplios espacios de convivencia, un teatro y un restaurante operados por un equipo de profesionales dedicados. Lo sé porque trabajo voluntariamente ayudando a mantener la colección de libros en inglés (la segunda más importante de México). El apoyo de los voluntarios es importante, porque la biblioteca no recibe fondos por parte del gobierno. La biblioteca cuenta con el soporte activo de la comunidad.

 

Hay muchas formas de apoyar: puedes sacar tu credencial de la biblioteca, atender los eventos del Teatro Santa Ana, o comprar los libros usados de nuestra tienda de regalos (entrada por Insurgentes 25). Aun si eres turista, puedes aprovechar nuestros programas y nuestras salas de lectura. Durante mi primera visita a San Miguel, leí dos libros en el hermoso y cómodo patio de la Biblioteca. También es un excelente lugar para conocer gente fascinante. ¡Ven a visitarnos!

 

Si deseas participar haciendo un donativo, visita nuestra página de Donar en nuestro sitio internet. Tu donativo nos permite comprar libros nuevos. ofrecer clases gratuitas a nuestros usuarios, y mantener nuestro programa de becas a estudiantes. labibliotecapublica.org/donar/