Harina de nopal, tradiciones heredadas

Harina de nopal, tradiciones heredadas

Don Refugio Ramírez cumplió 93 años. Ya recibió su primera dosis de la vacuna Cóvid. Le tocó nacer en la época de la Guerra Cristera (abril 14, 1928). En 1997, recordó cómo su mamá los curaba, con nopal, y decidió comenzar a cultivar el cactus que, dijo ayuda a bajar los niveles de azúcar para diabéticos. 

 

Cuando los simpatizantes del catolicismo (Cristeros), fueron nómadas, debido a la persecución del gobierno, junto a su familia don Cuco vivió en San Diego de la Unión, San Miguel de Allende, Los Rodríguez, San Felipe, Dolores—en todas partes, comentó. Y no había qué comer. Para todo, el alimento era el nopal. Por lo menos eso le enseñó su mamá. 

 

Cuando recordó lo del nopal como alimento, pero que además la gente decía que curaba la diabetes, o al menos bajaba los niveles de azúcar, inició sus experimentos, deshidratando las pencas—de forma rústica sobre cristales, ya luego venía la molienda a mano, y más tarde una “arneada” para que solo quedara el polvo, la harina. 

 

“Muchas personas lo comenzaron a tomar, y sí, bajaron sus niveles de azúcar. Cuando la Universidad Tecnológica del Norte de Guanajuato supo lo que estaba haciendo, vinieron para ayudarme a elaborar un proyecto productivo”, comentó don Cuco el día antes de su cumpleaños. Luego de tenerlo listo, el gobierno del estado le apoyó con un deshidratador y un molino adecuado para su labor. 

 

En su pequeña propiedad siguió plantando nopal, y produciendo harina. Pero hace cuatro años, le llegó lo esperado, la edad. Sus nietas le ayudaban en la producción, porque sus hijos no sintieron atracción por su proyecto. Un día, la opción fue que sus nietas dejaran la escuela para que le siguieran apoyando, pero él dijo “no. La escuela es primero”. 

 

Don Cuco nos platicó de su proyecto, también contó sus historias de náufrago—que cualquiera puede escuchar si lo visita—en Tamaulipas, en Quintana Roo, y el engaño en que pagó “para ir a trabajar a España como esclavo”; las historias son reales, remarca. 

 

Hoy, a cuatro años que dejó de producir harina, vende el nopal por penca—el DIF municipal de Dolores acaba de comprarle 1,500 piezas. Y su nieta Alma Ramírez, que estudia Diseño Digital, luego de resistirse ha comenzado a rescatar el oficio de don Refugio, y ya produjo sus primeros kilos de harina. 

 

Para contactarlos y conocer más sobre la familia, y el proceso del nopal, envíe un correo a almayashid.17@gmail.com