¿Y ahora qué hacemos?

¿Y ahora qué hacemos?

Concepción

¿Y ahora qué hacemos?

 

Fue la pregunta de Adriana Flores y Concepción Fuentes, quienes se dedican a hacer disfraces para los locos, vestidos para novia y quinceañera, uniformes—no había más trabajo. 

 

Para Chris MacCaskill, y Yolanda Fuentes del Río, la respuesta vino más rápido, aunque ahora se enfrentan a la escasez de tela, elástico, y a un algodón de mala calidad. 

 

Chris, Yolanda, Jessica, Cornelia, Nataly y Sharon

Cubrebrocas para la gente 

Las integrantes de Masks 4 You (Cubrebocas para ti) recibieron a Atención en el domicilio que, se convirtió casi en su totalidad en taller, para albergar a todas las mujeres que dedican su tiempo, esfuerzo, cariño, y hasta dinero para beneficiar a locales, y ahora a visitantes. Ahí, hasta las gavetas de la alacena han funcionado perfecto para guardar los cortes de tela, los prototipos, y grupos de cubreboca empaquetados, listos para enviar a la cara de quien lo requiera. 

 

Ahí estaban Chris McCauskill, Yolanda Fuentes, Concepción, Sharon, Jessica Frick, Cornelia, Nataly Taylor, y Adriana Flores. Todas encaminadas a un propósito, producir la mayor cantidad de cubrebocas, para que los sanmiguelenses los usen, y detengan el contagio de Covid—19. 

 

En la segunda planta, una máquina monumental para acolchado está detenida, con algunas muestras. Luego, Sharon cortó la tela para hacer los aditamentos. Ahí explicó que lo recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) es colocar la capa externa de poliéster, una capa media de polipropileno, y otra interior de algodón. 

 

Ahí, Yolanda Fuentes—vistiendo un cubreboca, con diseño de tela similar a su falta—nos brindó información sobre cómo surgió el proyecto, y cómo hasta esa semana, habían entregado más de 12 mil cubrebocas. 

 

Fuentes declaró: “Chris y yo somos muy amigas, nos dedicamos al arte textil. El 3 de febrero de este año regresé de Estados Unidos. El 4 comencé a hacer cubrebocas para regalar a nuestros amigos. Comenzamos a experimentar, nunca los habíamos hecho. Reflexionamos ¿por qué no hacerlo para regalarlos a la gente? Así comenzamos este proyecto el 15 de marzo. Nos reunimos, llamamos a otras amigas que nada tienen que ver con la costura o acolchado, pero tienen mucho corazón para ayudar. Comenzamos, nos distribuimos el trabajo. 

 

Todas trajimos nuestras telas—dice al momento que abre gavetas—nuestras telas” y sí aclara que las telas vienen de los Estados Unidos, pues en el país la calidad es distinta. Por ello espera que pronto puedan visitar aquél país, y surtirse. Y es que si la pandemia no fuera suficiente, ahora tienen que competir para comprar el producto textil pues, en las tiendas no hay la cantidad que requieren, y si lo solicitan en línea o está agotado, o está limitado. 

 

Claro que los experimentos iniciales tuvieron sus detalles, al principio todo fue de algodón, y con un espacio en medio para colocar un filtro. Luego se cambió a poliéster, polipropileno, y algodón. Los largos de los elásticos, y los tamaños del mismo aditamento, han ido cambiando, pero siempre siguiendo la norma de salud dictada por la OMS. 

 

 

Yolanda Fuentes

¿Y las costureras?

 

Cubrebocas para la gente necesitaba, ante la demanda, a personas que los produjeron, así que fortuitamente y ante conocidos comenzaron a contactar a las profesionales de la aguja, así entre las más de 10 llegaron Concepción Fuentes, y Adriana Flores que, el día de la visita al estudio, con cariño, delicadeza, pasión, y entrega deslizaban la tela entre la aguja que no cesa. 

 

Adriana Flores, y Concepción Fuentes, junto con Atención; recordamos que hace unos ocho años, nos encontramos cuando ellas trabajaban en la cooperativa familiar. Tenían unas ocho o diez máquinas para coser y bordar, y maquilaban ya por volumen uniformes escolares y para empresas. 

 

Sin embargo, Adriana reconoce que la pequeña empresa familiar vino a pique porque la administración fue mala, porque no se manejó la administración correctamente, y entonces por cálculos incorrectos comenzaron a tener pérdidas; así hace unos tres años decidieron que repartirían las máquinas para coser, las planchas, y otros artefactos, entre las integrantes de la cooperativa. 

 

Adriana recibió el equipo que correspondía a su mamá, y también el que iba para su hermana, le correspondió el resguardo, y siguieron trabajando. Cuando comenzó la pandemia, todo quedó en pausa, los disfraces para el desfile de primavera, disfraces para los locos, vestidos de graduación, no había trabajo, comentó Adriana Flores para este medio. 

 

Concepción comparte que su esposo quedó sin trabajo, ella también, su hijo que trabajaba en el cine igual, entonces ahora qué harían, era la pregunta. No querían terminar pidiendo empleo o dinero en la calle, para comer, como algunas vecinas, así que Mask For You llegó en el momento indicado. Ahora producen hasta 800 máscaras semanales que, van a quienes más lo necesitan. 

 

Entre risas, y ante la pregunta obligada, sí reconocen que los primeros diseños fueron extraños, estaban aprendiendo. Ahora están seguras de la calidad pues, en cada uno se va un pedacito de esperanza, y como Yolanda y las demás mujeres, consideran que si uno de sus productos salva una vida, entonces la misión de Masks 4 You, está cumplida.

Adriana

Nataly Taylor