En 1969, con la inundación de la Presa Allende, decenas de comunidades rurales ampliaron la distancia con la zona urbana—además de las crecientes del Río Laja—el vaso de la presa llegó hasta la Cieneguita. Algunos aventurados cruzaban en lancha, otros nadando, necesitaban salir.
Luego, en 2004 fue inaugurado un vado en la Cieneguita que, previo a su quinceañera colapsó. Y así quedó, con “bandaids” desde 2018. Finalmente, entre cambios y presupuestos, parecería que el puente—no un vado—comenzará a construirse el 6 de abril, y podría inaugurarse el 1 de diciembre, 2021. Ello, luego de la publicación de la Convocatoria por la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Movilidad.
Incomunicados
Las lluvias de 2018 —y los escurrimientos extraordinarios del río Laja—trajeron a la memoria que, por decenas de años, más de 60 comunidades quedaron “incomunicadas” con la zona urbana, hasta que se construyó el vado de la Cieneguita, una obra que “no debió estar allí”. Colapsó por el arrastre y la presión del agua. Y es que nunca se le dio mantenimiento.
Pero por muchos años, la falta de puentes dejaba aisladas a las personas durante el tiempo de lluvias, por ejemplo, las de Tierra Blanca, que hasta 2005 se les construyó un puente peatonal (aún falta uno vehicular); La Cuadrilla, que tiene un puente peatonal desde hace unos 18 años. Cerca de la Cuadrilla, en 2014 se inauguró un puente vehicular que comunicaría alrededor de diez comunidades indígenas no sólo “con el otro lado del río”, sino con la zona urbana. En 2014, cuando Atención visitó la zona, las personas se quejaban de que, en tiempo de lluvia, en las tiendas, “por la falta de abasto había carestía” además que no se podía conseguir siquiera azúcar. Los habitantes de comunidades como El Salto o Capilla Blanca, tenían que cruzar el río por un puente angosto, y en ocasiones casi colisionar con ferrocarril, era su vía. Este año, se inauguró un vado que conecta a “este lado del río” a Los Ricos.
Inundación, es que faltó dinero
La Presa Ignacio Allende fue oficialmente inaugurada en enero de 1969, era Gustavo Díaz Ordaz el presidente de la República. Entonces el cuerpo de agua proveía irrigación para 10, 125 hectáreas en la parte baja del estado. La construcción costó a la federación 27 millones 100 mil pesos.
Varias comunidades quedaron bajo el agua; por eso una vieja capilla se puede ver en el área cercana a Flores de Begoña; el pretil y compuerta de una presa en la parte baja de los Frailes; y otras ruinas que se pueden encontrar llegando desde comunidades cercanas. Las vías del ferrocarril también tuvieron que moverse al este a finales de 1980. Casi diez años después a la inauguración, existieron planes para aumentar la cortina de la presa 7.5 metros, para ello se necesitarían 30 millones de pesos, sin embargo, nunca se concretó.
Una vez que el nivel del agua subió, los habitantes de las comunidades rurales a lo largo de la presa, podían ir a la zona urbana únicamente cruzando por la cortina de la presa—actual carretera a Guanajuato—o por el río Laja, donde ahora se encuentra el vado; por ese lugar había una o dos lanchas que eran rentadas para que las personas pudieran cruzar y llegar a la zona urbana. Durante la temporada de secas, la gente podía cruzar caminando—sin zapatos.
“Construiremos un puente” es una frase típica que, en la memoria colectiva de los mexicanos viene, cuando es época política, se usa ya como chiste para indicar que los políticos van a las comunidades a prometer, sin conocer las necesidades pues cuando se propone la construcción del puente ni siquiera hay un río.
Lo que sí, es que eso se le olvidó al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz cuando la presa fue inundada. Luego, por décadas los candidatos a la presidencia municipal fueron a Cruz del Palmar, La Vivienda, Montecillo de Nieto, Banda y las comunidades del área prometiendo la construcción de un puente, ello nunca sucedió.
El vado
Eduardo Arias, era presidente del Colegio de Arquitectos en el año 2000. Recuerda que varias personas se acercaron a él, para solicitar su apoyo y diseñar “algo” que les permitiera estar comunicados. “Las comunidades estaban abandonadas del otro lado del río, y además tenían hasta dos ahogados durante la temporada de lluvia. Recuerdo que vino gente como Alejandro Ramírez de Cruz del Palmar; Luis Juárez, de la Cuadrilla; Argote, de la Vivienda. Hice el concepto de vado” dijo.
De acuerdo con Arias, el proyecto se politizó y el entonces alcalde Óscar Arroyo dijo que requería algo con mayor seguridad. Así surgió este proyecto. Pero la presión social vino porque el vado no cumplía con la normativa, los vados no están certificados. Al final, no se realizó el proyecto de Arias, pero recientemente dijo para este medio que está contento porque finalmente, hace casi 20 años se logró que se volteara a ver a la gente de aquellas comunidades que “debían cruzar de mojados” a San Miguel.
“Mi proyecto, que no se hizo, tenía través que ligaban los tubos. Los tensores rompían la corriente y canalizaban el agua a los tubos generando un efecto Venturi. Como se politizó, la autoridad dijo que sabían que se podía hacer. Estuvo bien hecho, pero no tuvo mantenimiento”.
Arias mencionó que la obra nació con vacíos legales, primero los vados no están certificados y luego, la gente no podía sacar la leña, la arena, porque había un vacío jurídico. Así se generaron taponamientos que ocasionaron el colapso. “Las autoridades voltearon a ver la necesidad de las comunidades, el vado acortó la distancia, trajo beneficio, ahora han visto la necesidad. Se debe construir un puente con la normativa”.
Durante la administración de Óscar Arroyo—2000-2003—se inició la construcción del vado, sin embargo, luego se abandonó. Cuando Luis Alberto Villarreal ganó la presidencia en julio de 2003, retomó el proyecto en enero de 2004 y así después de siete meses, fue inaugurado, incluso asistió el gobernador del estado entonces, Juan Carlos Romero Hicks.
La obra no debía estar allí
En agosto de 2004, el director de Obra Pública era Jorge Zavala. En una entrevista con Atención, aquel año, primero remarcó que la obra ya estaba iniciada por el anterior presiente y luego comentó “esta obra no debió iniciarse allí, porque es el lugar de la presa. Sin embargo, la autoridad pasada lo decidió así. El vado debió construirse donde está el arroyo a la altura de Xoté, por ejemplo, para evitar riesgos en el vado de la Cieneguita como inundaciones. Habrá algunos días del año en donde no se va a poder transitar por allí”.
Respecto a la posibilidad del deterioro de la obra por las inundaciones, entonces Zavala, mencionó que no sería posible debido a los materiales empleados: grava, piedras y otros.
Características del puente
Inicialmente, tanto gobierno del estado como la municipalidad, indicaron que se requerirían 40 millones de pesos para desarrollar el proyecto. En la convocatoria el costo final será por 83 millones, 400 mil pesos. Y deberá ser construido en 240 días naturales.
La convocatoria también establece que “el proyecto consiste en la construcción de un puente vehicular sobre el Río Laja con una longitud total de 936 m, de los cuales la estructura está formada por tres claros de 32.00 m y dos pilas intermedias, con ancho total de la estructura de 15.0 m, con banquetas y guarniciones y un ancho de calzada de 12.0 m para alojar dos carriles de circulación, incluye: modernización de 1 tramo de vialidad de 500 m y construcción de 1 tramo de 340 m de los accesos del puente para unir las vialidades existentes, obras de drenaje, alumbrado, reubicación de instalaciones de CFE, drenaje pluvial, paradero, acciones ambientales e imagen urbana y señalamiento operativo.