Aumentan defunciones: faltan espacios en cementerios

Aumentan defunciones: faltan espacios en cementerios

Por mucho, el año pasado no ha sido el más mortífero en la ciudad. El número de muertos no se compara con los nueve mil que se habría llevado el cólera de 1830-1833; o de los 1,967 que murieron por la gripe española en la villa. 

 

Lo que sí, es que la administración pública corre contrarreloj en la construcción de gavetas—y plantearía exhumación de cientos de restos óseos—para hacer espacio a los cadáveres que, incluso han llevado a una ampliación de tres horas en los horarios de los cementerios públicos, pues  la demanda creció. 

 

Datos proporcionados por la Dirección General del Registro Civil de Guanajuato, indican que en 2020 se registraron 1,250 defunciones en San Miguel; mientras que Armando Valle González, Responsable de Cementerios en la ciudad indicó que en cementerios públicos se inhumaron 960 cuerpos el mismo año. El resto habrían sido sepultados en cementerios privados; o cremados y resguardados en centros religiosos o viviendas. 

 

Armando Valle asegura que los cementerios públicos podrían quedarse sin espacios en un periodo de seis meses, y es que la construcción más grande de gavetas en Cementerio Luz Eterna, fue en 2020, ahí se construyeron 21, y de mayo a diciembre ya no quedaba una vacía. “Si se continúa este ritmo, en menos de seis meses nos quedaríamos sin espacios”. 

 

El responsable de los “camposantos” sí aclaró que aunque hay personal en descanso por el tema de contingencia, sí hay empleados del área que siguen construyendo diariamente gavetas.  “No podemos parar la construcción, porque nos alcanzan”. 

 

La segunda quincena de enero, al tiempo de esta entrevista, Valle compartió que en la zona urbana hay dos cementerios urbanos: Nuestra Señora de Guadalupe (100 por ciento de los espacios ocupados); y Luz Eterna (con espacio de ocho gavetas para adulto, y tres para niños. Entre tanto, en el panteón de Cruz del Palmar había 23 fosas disponibles. Otro espacio con saturación está en Jalpa. Entre tanto, lugares con terreno (más no gavetas o fosas) están en zonas rurales como: Santas Marías, San José de los Allende, Los Rodríguez y Los Galvanes. 

 

Sobre Nuestra Señora de Guadalupe, acorde a Juárez, se tienen contabilizados 5,200 espacios ocupados, y ahora que se han realizado censos y registros, se ha encontrado que hay cientos (se reservó el número) de tumbas olvidadas, que no han cubierto refrendos quinquenales por 402.64 pesos. 

 

Ahora, apuntó, las nuevas regulaciones ya son claras, y cuando se deja de pagar el refrendo quinquenal, en los siguientes 30-60 días se pueden exhumar los restos. Así es como podrían hacerse más lugares en los cementerios. 

 

Valle, también aclaró que la administración ya está en busca de un terreno “por lo menos de cinco hectáreas”—para el nuevo cementerio. Entre las características que debe tener es que se encuentra alejado de la zona urbana (algunos sugieren no más de cinco kilómetros), y que cuente con zona de amortiguamiento, para que no ocurra lo mismo que con Luz Eterna que, se rodeó de fraccionamientos. “Es un tema de sanidad”, acotó. 

 

Por otro lado, recordó que los cementerios están cerrados para visitas, y solo abiertos para inhumaciones. Por la cantidad de cuerpos que se están sepultando el horario se amplió de 7am-5pm para inhumaciones, con cierre a las 6pm.

Nueve mil murieron en la región

 

Atención sostuvo una conversación con la historiadora Graciela Cruz. Quien nos compartió que el primer cementerio que hubo en el territorio fue el de la antigua parroquia (ahora la Santa Escuela) de San Miguel Arcángel en 1564; luego convergió con el del edificio actual—que inició construcción en 1680 y concluyó en 1710). Esos camposantos a cargo de la iglesia habrían ocupado el actual atrio de la iglesia y parte de la actual explanada del Jardín Principal. 

 

Adyacente a la Parroquia, sobre Cuna de Allende, estaba la capilla, hospital y cementerio de la Limpia Concepción (compartía el espacio del ahora Trinitate y Casa Rosada), éste era para las personas indígenas. Otros de los panteones más antiguos podrían ser el de Cruz del Palmar y Puerto de Nieto. 

 

“Fue en la década de 1840 (1842) cuando se dejó de usar el cementerio de la parroquia, y se hizo la segunda etapa de la cripta parroquial; ese año se trasladaron a la cripta los restos óseos de los clérigos sepultados en la zona; y los restos de otros que pudiesen haberse rescatado quedaron en el osario, bajo la cripta” mencionó la historiadora que, ha tenido acceso a los archivos parroquiales. 

 

Graciela Cruz recuerda que los panteones pasaron a la administración civil durante la época Juarista (1864) y se da de forma paulatina. “Tocó al emperador Maximiliano y su gobierno el traslado de los bienes de la iglesia, administración de los campos santos, nacimientos, matrimonios, porque se funda el registro civil—está entre Juárez y Maximiliano”—comentó Cruz. 

 

La historiadora, anotó en la entrevista que el 24 de octubre de 1770 se bendijo el Hospital de San Rafael (que contaba con un rector y un administrador, más la organización médica—médico, cirujano, boticario, portero, cocinero, servidumbre) y el primer entierro se realizó días después, el 2 de noviembre del mismo año. “Fue el primer camposanto de orden público que sirvió a San Miguel y su jurisdicción, pero también para la gente que transitaba el camino Real de Tierra Adentro. Por ello recibiría gente de tantos lugares”. Este cementerio que operó durante doscientos años 1770-1970 (todavía 20 años luego de la inauguración del de Nuestra Señora de Guadalupe) pasó de la iglesia a la administración civil. 

 

La historiadora Cruz, indica que por 1785 San Miguel ya habría tenido un total de 15 mil habitantes—en toda la jurisdicción—y fue entonces que vino la primera sequía, hambruna, y luego la peste. Pero fue el proceso armado de independencia y sus años subsecuentes lo que trajo más muertos al cementerio de San Juan de Dios (o San Rafael). 

 

Graciela Cruz, que cuenta con estudio profundo sobre el Hospital de San Rafael, su iglesia y cementerio, tiene claro que el cólera entre 1830 y 1833 habría dejado unos nueve mil muertos en el espacio. “Cuando ya no era suficiente la tierra los depositaban en las tapias.  Eran de San Miguel y la región”. 

 

Entre tanto, documentos civiles encontrados por Cruz, registran que la gripe española (entre junio de 1918-junio 1919) mató a 1,967 personas—889 hombres y 1,078 mujeres. “Conté las partidas de defunción una a una. Ya en esta época nos dicen las causas de muerte, las anteriores no, nunca, ni los libros del hospital. Se morían hasta cinco personas diarias”. 

 

Finalmente, la historiadora recordó las crónicas orales, aquellas que indican que las personas llegaban al cementerio con cadáveres cargados en carretillas para disponerlos en fosas comunes. Sí remarca “es una cifra conservadora. Era de los que iban a la iglesia por un sacramento”.