Son por lo menos 1,200 personas las que viven en la comunidad de Las Cañas. Hace dos años, su pozo se abatió, y desde entonces cada familia debe sobrevivir con dos tambos (unos 500 litros de agua) por semana. La comunidad está cercana a ranchos privados, con pozo: Loreto, Diamante, La Noria, que en ocasiones les venden a un costo que consideran “elevado” pero necesario.
Y mientras en la ciudad se trabaja en el proyecto Acuaférico Ignacio Allende—que incluye la perforación de siete pozos interconectados, de sur a noreste de San Miguel—hay comunidades (La Estancia, Rincón de Canal) que están cerca de donde se plantea pasar la red hidráulica, sin embargo no están contempladas para tener agua potable en el futuro.
Pero no solo en comunidades cercanas como La Estancia falta el agua potable, también falta en las más lejanas como Los Toriles, Cinco Señores, o El Pedregudo, en donde deben depender de la lluvia. Ahí el gobierno federal construyó ollas captadoras de agua que en el caso de los Toriles no se concluyó—luego el gobierno local aprobó un presupuesto de 350 mil pesos para terminarla—en el caso del Pedregudo, cuya olla se construyó en El Pinalillo, la tubería que conduce al agua estuvo llena de fugas, así que si llueve, únicamente una tercera parte del agua llega al destino final. Pero debido a la poca lluvia, ahora las ollas están vacías, así que la presidencia municipal provee agua potable que, se lleva en pipas a esas comunidades una vez a la semana, a la quincena, o al mes.
Cañas, Juárez, Palmilla y Los Guía
El 18 de diciembre, el gobernador del estado Diego Sinhue Rodríguez, junto al presidente municipal Luis Alberto Villarreal, cortaron el listón del recién restaurado camino de pavimento que conecta comunidades diversas: La Palmilla, La Palma, Las Cañas, Los Juárez, Los Guías, entre otras. La inversión fue de 15 millones de pesos, y la repavimentación fue casi de siete kilómetros. Pero hay algo que la gente ansiaba más que el camino, el agua potable.
Luego, de la administración local, 41 familias de Las Cañas recibieron una cisterna. “Con este apoyo podrán realizar sus actividades diarias de una mejor manera” dijo el gobierno en un comunicado. Los tinacos tienen capacidad para cinco mil litros.
Lo cierto, es que ahora tienen tinacos, pero no tienen agua potable, y la pipa que va el jueves de cada semana, solo entrega 500 litros de agua por familia (sin importar el número de miembros en cada una), la entrega es gratuita. Lo que sí es que el agua no es suficiente, y eso lo sabe la señora Josefina Estudiante.
“El pozo se perforó hace como cuarenta años”, recuerda, “solo había una llave allá por la escuela, y la gente se organizaba para ir y acarrear agua para las casas. Ya luego poco a poco fueron colocando tubos” dijo para Atención.
“El pozo era para tres comunidades: Las Cañas, Los Guías, y Los Juárez. Luego ya no salía tanta agua, y comenzó a descomponerse la bomba a cada rato, hasta que se quemó (hace dos años) porque ya no salía agua” compartió Estudiante.
Hace dos años, la administración pública prometió agua para las comunidades, y perforó un pozo en Las Cañas—sin pedir aportaciones a los habitantes— luego destinó 15 millones de pesos para la construcción de la red que se encuentra en un dilema. En los Guías ya se arma el tanque elevado, igual en Los Juárez, sin embargo en Las Cañas el tanque para suministro estaría ubicado “en el cerro”, pero un particular ha evitado que materiales para construcción sean transportados por su propiedad hacia la zona de obra.
Francisco Jiménez, director del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado dijo que deben tener agua en los siguientes dos meses, con o sin tanque en Las Cañas. Sobre la administración del pozo, que en ocasiones se da a los mismos vecinos de las comunidades, aseguró que todavía desconoce si lo administrará el SAPASMA o comités de agua formados en cada comunidad—tema aparte.
Doña Estudiante, compartió que cuando el pozo funcionaba pagaban ochenta pesos por mes, por familia. Pero ahora, como no alcanza el agua que la pipa provee cada jueves, deben buscar cómo subsistir. Hay ranchos privados con pozo, de ahí en ocasiones les venden agua; por un tinaco de 450 litros son 270 pesos, o por un tambo de 200 litros son 40 pesos.
Esa información se repite con la señora María Guía. Dice que el agua no es suficiente. “Aquí nos alcanza un poco, porque a mí me dejan dos tambos por ser adulto mayor, y a mi hija dos más. Pero el agua con que lavamos la ropa la usamos para las plantas, para lavar el patio, hasta para echarle al baño” comenta.
El día que visité la comunidad estaban varias mujeres esperando la pipa cerca de unos bebederos secos. Ahí pidieron enviar un mensaje a la administración “que nos manden más agua, no nos alcanza. Y ya que nos echen a andar el pozo”.
Siete pozos, cinco comunidades
El SAPAMA presumió en una rueda de prensa su gran proyecto de siete pozos para—en los siguientes treinta años—traer agua de la zona rural a la zona urbana. Y eso será posible con la perforación de seis, o siete pozos. Éstos estarán ubicados en San Marcos, San Marquitos, Corrales, Flores, Don Diego, y El Mirador.
El espejo de agua en la zona de San Marcos, está a unos veinte metros de profundidad, acorde a agricultores de la zona. Aunque, ahora tanto a ellos, como a personas de las comunidades vecinas preocupa que luego que el agua comience a extraerse, sus vecindarios se queden abatidos. Al respecto, el director Jiménez fue claro “siempre hay un riesgo de abatimiento. Cómo, y cuándo, no lo sé. Pero si los pozos de esas comunidades fallaran, no habría plan B porque fallarían también los nuestros”.
Se contempla que entre los seis o siete pozos, brinden un millón ochenta mil litros de agua por hora. Los pozos que se encontrarían perforados del lado este de las vías férreas, y sobre el mismo lateral se construiría la infraestructura que incluye un tanque en la parte trasera de la Unidad Deportiva, sería el primer depósito de donde a la vez se llevaría el líquido a la cisterna que se construya en el Cerro Tres Cruces; de éste el agua sería distribuida a la parte alta y baja de San Miguel.
“Este acuaférico es la acción central del programa más ambicioso de infraestructura y cuidado del agua en la historia de San Miguel de Allende, sustentado en el Programa Municipal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial de San Miguel de Allende 2019-2040” indicó la administración municipal.
También adelantó que la inversión es por 165 millones de pesos, y que los trabajos comenzaron ya, para concluir la primera quincena de mayo. Los trabajos “inician con la perforación de pozos, luego con las líneas de conexión hasta la construcción de un cárcamo para la distribución del agua”. Este proyecto, dijeron funcionarios del SAPASMA, ha estado en documentos desde hace tres años. El director Jiménez subrayó que ante la Comisión Nacional del Agua se ha cumplido con la tramitología y requisitos para perforación, por lo que los permisos deben ser liberados en breve.
Paralelo al acuaférico, vendría la construcción de una planta tratadora de aguas residuales adjunta a la actual. Ahí se invertirían unos 230 millones de pesos.